martes, 5 de febrero de 2013

CRECIENDO EN EL JADIN




Despacio, despacio no hay prisa. Respira, no abras los ojos, no hagas nada, nada que no quieras hacer. No hay espacios que repasar, ya los conoces. Estas segura.
Ahora es el momento de imaginar, ahora es el momento de concebir. Penetra en tu tiempo. No hay que razonar, solo dejar fluir lo que te aprieta. Aflójalo, no es nada. Nada se estrecha, inhala la serenidad.
Abres los ojos y descubres que es un nuevo día, agradeces su despertar.
Te tomaste tanta prisa, creciste tan rápido y te incorporaste tan deprisa, que sólo subiste.
No hubo sosiego….la tranquilidad se quedo en el colchón de tu infancia.
Resbalaste por el tobogán de la prontitud. No te balanceaste en la imaginación, ni acunaste las mañanas de juegos.
Todo te estaba otorgado y los días precintados.
No había mañanas de descanso, ni mecidas noches de desvelos que planease sugerentes finales de cuentos de hadas.
El calor de tu cama era regalado por otros cuerpos, y compartidos anhelos de historias del mañana, juntas añadíais aroma a la estrechez de noches estrelladas.
Sabias palabras escuchaste, de personas que te amaban, mas acogidas a la usanza de los años que tocaba.
Despilfarros de amaneceres, de días y de oportunidades, que no pudiste explotar, ni tú, ni las otras niñas que esperaban, y complacer las expectativas que las antecedentes generaciones creaban.
Salpicaste sabiduría, vitalidad y proeza y aprendiste todo aquello que se te traspasó de la experiencia.
Nada te venció, aunque fue dura tu andanza. Más arañando la privación obtuviste fuerza para creer en el amor y la esperanza.
Ni salidas, ni escapadas a parajes que someten a anidar falsas aspiraciones. Tu estabilidad fue la fuente donde tu coraje bebía, dispuesta a acometer tu anidación y crisálida. Pronto rasgaste la capa que envolvía tu cuerpo renovado y, en tu afán de superación, tu sola te alaste.
Contemplaste lo real desde las alturas y comprendiste que ningún mundo nos es regalado.  
Mas por la proeza de la transmutación alada, aprendiste a mirarte con amor y respeto, y a pensar en ti y en tu legado.
No hay nada ya que no alcances en tu indomable bravura. Desparramas hazañas, creatividad y alegría en tus actos, sorteas obstáculos y desazones, modulas con luz los días claros y dejas abiertas las ventanas de tu alma para vencer los nublados.
Todos los que nos acercamos a la calidez de tu serenidad somos afortunados, y en esta inmensa fortuna nos revolcamos para no dejar ni un solo poro falto de tu legado.
Que tu paso al caminar y la nobleza de tu trabajo ha hecho a todo el que tocas, símbolo de tu valor como regalo. Que has puesto la vida en ello, que todos los que te hemos necesitado, te hemos tenido muy cerca y a todos nuestros monstruos has matado.
Pero ya no te des por vencida, que largo es tu camino, tu arte y tus posibilidades. Que explotes todo tu saber que aún queda traca para rato. Pero que no te confunda la dureza de tus trabajadas manos, que tu vales por lo que has hecho, tanto o más que por lo que haces.
Venga y no camines con miedo que caminos más duros hemos andado.
Despacio, despacio no hay prisa. Respira, no abras los ojos, no hagas nada, nada que no quieras hacer. No hay espacios que repasar, ya los conoces. Estas segura. 

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